¿La vida es una carrera?

Todos los días corremos y corremos, persiguiendo nuestros sueños, nuestra vida, carrera profesional, a los hijos, etc.; en fin, tanta prisa y al final del día estamos agotados sin ganas de nada, tan sólo nos aventamos a la cama con sueño intranquilo, sin descanso nos preparamos para la siguiente carrera. Para ello existe una solución efectiva: la relajación y la meditación.

La consecuencias de tanta prisa son varias y muy diversas, van desde el mal humor, cansancio crónico, accidentes viales, maltrato a las personas que nos rodean -incluyendo los hijos- y estrés, sin dejar a una lado que el día menos pensado nos dé un infarto y entonces si ya no necesitaremos correr.

Nuestro cuerpo sufre por tanta carrera desde el cabello hasta la punta de los pies, se va deformando y de vez en cuando toma las riendas de nuestra vida y nos enfermamos. Si no queríamos parar, nos paran. 

Una opción es vivir como el slow food, en donde, como antaño, se disfrute de una comida en familia, lenta y tranquila, platicando sin celulares, sin ipad y demás tecnología que sólo interrumpe el placer de estar.

Además del slow life, donde nos podemos tomar el tiempo para estar con nosotros mismos y nuestro seres queridos, disfrutando de cada momento y ver pasar la vida, no persiguiéndola.

Otra alternativa es practicar la meditación, para volver a conectar con nosotros mismos y sentir que el tiempo que vivimos es el mejor de todos, que la prisa no hace mella en nosotros, que cada etapa la disfrutamos, que si nos falta algo por hacer ya lo haremos, sin perder de vista que ganamos más salud, más tranquilidad y más armonía con nosotros y con nuestro entorno.
 

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