Patés vegetales, un buen y sano aperitivo

¿Estás cansada de ofrecer siempre el mismo aperitivo? ¿Del típico paté de cerdo comprado de última hora en el supermercado? Una propuesta diferente y sana para la hora de la botana o los entrantes de una cena, son los patés vegetales.

Todos sabemos que el auténtico paté consiste en una pasta suave elaborada con hígado de oca, pato, cerdo o pollo, así como algunos elementos aditivos como esencias y especies.

Con estos ingredientes ablandados al vapor y luego prensados, se prepara el paté de toda la vida. Sin embargo, también podemos elaborar patés vegetales finos y variados, cuya consistencia no le pide nada al original y a los que se le puede añadir harina, pan rallado, huevos y aceites vegetales.

No está de más reiterarte que si utilizas aceite de oliva virgen mejorará el sabor del producto. Para darle una consistencia brillante, podemos agregar gelatina natural.

Por otra parte, México es uno de los principales países productores de garbanzo, aunque lo usemos poco en la cocina. El humus o paté de garbanzos es el más sencillo de preparar.

Paté de garbanzo

Éste se elabora con garbanzos cocidos a los que luego se les puede añadir pimienta molida, pimentón o páprika y un chorro de aceite de oliva, removiendo bien para que se mezcle todo. Se sirve en un plato hondo y por último lo bañas por encima con un chorrito de aceite y espolvorea páprika al gusto.

Puede untarse en pan tostado, o para acompañar un asado o pescado al horno. Es delicioso como bocadillo para una excursión o merienda; si le añades una hoja de lechuga, rabanitos picados y una rodaja de jitomate, le darás un sabor extra.

Paté de aguacate

Se prepara un puré con un aguacate maduro y lo mezclas con pan rallado, pimienta molida, una pizca de sal y un poco de mantequilla.

Debes removerlo todo muy bien para que quede con la consistencia de un paté. Éste lo puedes utilizar para mojar papas fritas o totopos; colocarlo sobre una manzana asada o una macedonia de frutas.

Otro paté delicioso es el de zanahorias y almendras. Éste es más difícil de elaborar porque hay que dar con el punto exacto de la pasta.

Hay que cocer las zanahorias hasta que estén deshaciéndose, escurrirlas y colocarlas en un cuenco o recipiente hondo.
Después se les agrega almendra molida, mantequilla, sal y pimienta, pan rallado, unas gotas de brandy o coñac y un huevo batido. Se mezcla todo bien hasta conseguir una pasta homogénea.

A baño María, se cuece el cuenco durante unos 15 minutos y luego se deja enfriar. Si se le añade una hoja de gelatina queda como un apetitoso pastel de paté.