Por esto tienes que esperar para nadar después de comer

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La comida no es la culpable de que tengamos que esperar antes de meternos a nadar. Cortesía: Getty Images
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POR: Salud180.com

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16-06-2015

Ahí está Pablito junto a la piscina brincando al lado de su mamá diciendo-¿cuánto me falta para meterme de nuevo a nadar?-. A él como a la gran mayoría de nosotros, su mamá  le dijo que tenía que esperarse mínimo dos horas después de comer para meterse al agua, porque si no le podía dar un calambre.  Pero , ¿por qué tienes que esperar tiempo para meterte a nadar después de comer?

 

 

La respuesta es: por una simple leyenda. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde salió la idea de que nadar después de comer nos podría causar un calambre o provocar la interrupción en la digestión; incluso estudios realizados por la National Center for Biotechnology Information señalan que deportes como correr pueden ocasionar el doble de molestias estomacales que practicar natación.

 ¿De dónde salió la leyenda?

 

Si existe alguna razón para no meternos a nadar no es precisamente haber comido antes, podríamos perder el sentido practicando este deporte sin necesidad de ingerir alimentos previamente.  El devanecimiento o dolor que puede ocurrirnos durante la natación y que se conoce como “corte de digestión” es realmente una hidrocución.  

 

La hidrocución es un shock termodiferencial causado por un cambio brusco en la temperatura corporal al tener contacto con el agua fría, el cual genera una inhibición en la respiración y en la circulación de la sangre. Algo que puede producirnos un paro cardiorespiratorio o simplemente un desmayo dentro del agua y el posible ahogamiento como consecuencia.

 

Esta afección como se puede ver, no tiene relación con el proceso de digestión, señala un estudio realizado por la Universidad de Murcia, quienes recomiendan para evitar este shock siempre introducirse en el agua de manera paulatina.
 

Podríamos decir que el único motivo para que Pablito espere un tiempo antes de volver entrar a la alberca, es porque pasó demasiadas horas expuesto al sol y que el agua de la piscina se encuentre a menos de 27 grados, o que haya comido de manera considerable y deba realizar un entrenamiento vigoroso; demasiado alimento le causará malestar y disminuirá su capacidad deportiva. 

 

En fin, aunque ahora sabemos la verdad, siempre recordaremos la emoción que sentíamos cuando nuestras madres nos autorizaban regresar al agua.

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