Yoga para la mujer: Lecciones básicas

Si una mujer quiere una vida saludable, desprovista de cualquier tensión y estrés, debe empezar su día con el yoga. 

Lo primero es lo primero, al levantarte de la cama, siéntate en una estera en el suelo y abraza tus rodillas hacia el pecho. A continuación, levanta las piernas en el aire y aclara tu cabeza. Ponte de pie y después inclínate hasta tocar con la frente tus espinillas hasta que te sientas lista para afrontar el cepillo de dientes y seguir adelante con el día.

Muchas mujeres acumulan una serie de pequeñas violencias contra sí mismas desde el momento de despertar -la cafeína, los cigarrillos, los ejercicios, o ningún ejercicio en absoluto. Muchos programas de acondicionamiento físico hoy en día tienen un enfoque violento. Tu enfoque de acondicionamiento y bienestar, y la vida en general debe ser no violenta, trabajar sin problemas con la concentración a tu propio ritmo, sin competir con nadie más. No seas cruel contigo misma ni despiadada con los demás.

Tu rutina ideal se centraría en 28 posturas extraídas de la técnica milenaria cuyo nombre proviene del sánscrito que significa unión. Los ejercicios deberán ir desde la respiración profunda hasta los estiramientos.

Entrenamiento fantástico 

El yoga es extenuante, pero no doloroso, y da a cada centímetro de tu cuerpo un entrenamiento fantástico. Ayuda a mantener la flexibilidad y aumenta la fuerza y definición muscular. Trata de practicar 60 a 90 minutos de yoga, antes del desayuno, de cinco a seis días a la semana.

Sigue los fundamentos mencionados aquí para tener una vida sana y equilibrada:

• Evite la tentación de ejercitar sólo tus puntos fuertes, como el levantamiento de pesas. Es más importante trabajar en otros puntos.
• No espacies los entrenamientos. Aprovecha ese tiempo para mantener una conversación privada con uno mismo: “¿Cómo me siento físicamente, mentalmente?” “¿Cómo es mi equilibrio y coordinación en la actualidad?” “¿Hay algo a lo que debería prestar especial atención?”.

Practique yoga en la mañana o en la noche por lo menos una hora después de una comida ligera o de tres a cuatro horas después de la comida principal. Si tienes hambre antes de la práctica, trata de tomar té, leche o jugo de fruta.