Diuréticos naturales

El sedentarismo, estrés y la alimentación marcada por el consumo excesivo de sal, así como el calor, son otras de las cuestiones que pueden generar la retención de líquidos.

Este problema habitualmente se manifiesta en brazos, piernas y el rostro. Dentro de los motivos orgánicos encontramos padecimientos del hígado, riñón y corazón en ambos sexos, y en las mujeres, de tipo hormonales.

Cuando alguien acumula líquidos (sin un motivo evidente como la menstruación o el embarazo), es fundamental que acuda a revisión médica para determinar el origen de su malestar y el mejor tratamiento a seguir.

Una vez que se ha detectado con exactitud la causa de la acumulación de líquidos, será posible determinar si es más recomendable apoyarse en algún diurético natural o si es necesario que se prescriba un tratamiento farmacológico.

Un diurético es un elemento que aumenta la secreción de orina por los riñones, de manera que favorece la pérdida de sales y agua de la sangre, a la vez que acelera la eliminación de sustancias dañinas generadas por el organismo a través de sus diferentes funciones.

Entre los diuréticos naturales más utilizados para evitar la retención hídrica se encuentran:

1. El agua natural o de flor de jamaica.

2. La infusión hecha con palo azul, pelos de elote, mazorcas de maíz, pingüica, gobernadora, perejil, diente de león, cola de caballo, semillas de sésamo, boldo y abedul, entre otras.

3. Té verde, blanco, negro y rojo.

Por otra parte el consumo de algunas frutas y verduras (en su estado natural) contribuye a combatir la retención: alfalfa, pepino, espárragos, alcachofa, tomate, sandía, apio y piña (en rebanadas y/o preparar agua con su cáscara).

Sin embargo, los diuréticos naturales no son del todo inofensivos, debido a que su abuso puede alterar el equilibrio de los componentes de la sangre y ocasionar debilidad, calambres, estreñimiento, náuseas, vómito, aumento del ácido úrico (responsable de dolor articular) y de niveles de azúcar en la sangre (pueden agravar la diabetes).

Por lo cual, lo más recomendable es orientarse adecuadamente con un especialistas, sobre todo si se considera su consumo para bajar de peso. Un mal manejo de los diuréticos puede ocasionar pérdida de masa severa, cardiopatías y desequilibrios hormonales y electrolíticos.

 

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